Por: Juan Carlos Fernández Zulueta
Comisionado Político Regional del PT
salvemosamexico@hotmail.es
En el 65 aniversario del Día de la Victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi que se celebra en Rusia el 9 de mayo, en todos los medios de prensa y en la opinión pública han aparecido todo tipo de especulaciones sobre este tema, incluso versiones que tratan de ponen en entredicho una de las páginas más gloriosa de la historia de los rusos.
La polémica, caldeada al límite en la red virtual de Internet ha repercutido en la vida real y los debates siguen en la prensa y otros medios de información en Rusia y en muchos países.
En un comienzo, partidarios fervientes del líder comunista Iósif Stalin apoyados por varios políticos de influencia, pusieron en marcha una campaña para exponer retratos del generalísimo en las calles de Moscú en ocasión de las celebraciones.
Pero esas propuestas fracasaron. La discusión sobre quién obtuvo la victoria, Stalin o el pueblo soviético, o cuál de los dos tiranos, Hitler y Stalin, fue menos cruel, quedó relegada a un segundo plano.
Porque al fin de cuentas, ese tipo de especulaciones no tienen ningún sentido. Cuando un enemigo o un agresor lanza una ofensiva contra un país, la población de los territorios ocupados no discute las virtudes de su líder, sino que se consolida para luchar contra la invasión.
Comisionado Político Regional del PT
salvemosamexico@hotmail.es
En el 65 aniversario del Día de la Victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi que se celebra en Rusia el 9 de mayo, en todos los medios de prensa y en la opinión pública han aparecido todo tipo de especulaciones sobre este tema, incluso versiones que tratan de ponen en entredicho una de las páginas más gloriosa de la historia de los rusos.
La polémica, caldeada al límite en la red virtual de Internet ha repercutido en la vida real y los debates siguen en la prensa y otros medios de información en Rusia y en muchos países.
En un comienzo, partidarios fervientes del líder comunista Iósif Stalin apoyados por varios políticos de influencia, pusieron en marcha una campaña para exponer retratos del generalísimo en las calles de Moscú en ocasión de las celebraciones.
Pero esas propuestas fracasaron. La discusión sobre quién obtuvo la victoria, Stalin o el pueblo soviético, o cuál de los dos tiranos, Hitler y Stalin, fue menos cruel, quedó relegada a un segundo plano.
Porque al fin de cuentas, ese tipo de especulaciones no tienen ningún sentido. Cuando un enemigo o un agresor lanza una ofensiva contra un país, la población de los territorios ocupados no discute las virtudes de su líder, sino que se consolida para luchar contra la invasión.
Fuera como fuera el Comandante en Jefe, él fue quién encabezó la resistencia y junto con su pueblo organizó la lucha contra el enemigo común en aras de intereses comunes. Y cuando comenzó la guerra en 1941, el comandante en Jefe del Ejército soviético era Iósif Stalin.
Tanto los familiares de los soviéticos que fueron ejecutados por su régimen, como los prisioneros políticos se sumaron como voluntarios a las tropas soviéticas para combatir contra la Alemania nazi. Todos fueron a defender a su Patria, indistintamente de lo que opinaran sobre Stalin.
Es posible que varios soldados se hayan lanzado al combate gritando ¡Por la Patria! Y ¡Por Stalin!, aunque yo no conozco a tales veteranos de la guerra que lo hayan expresado. En esencia, eso ya no importa. Al fin de cuentas, cuando uno se lanza al asalto no es el mejor momento para buscar palabras.
Hubo también determinados "defensores de la Patria" que rehusaron participar en la guerra. Según estimaciones de varios historiadores, el número de los desertores, los que se entregaron prisioneros, colaboraron con los nazis, vendieron los intereses de su Patria y ofrecieron un caluroso recibimiento a los invasores superó un millón de personas.
Algunos se pasaron al enemigo para salvar su vida, otros fueron empujados por el odio hacia el régimen en su país.
Según el analista, Maxim Sokolov, "el poder soviético, durante los 23 años y medio de su existencia (o menos en otras repúblicas de la URSS) acumuló numerosos enemigos entre las diferentes capas de la población".
No todo el pueblo soviético estuvo dispuesto a combatir y arriesgar su vida por un régimen totalitario. No podemos hacer la vista gorda ante estos hechos históricos y mucho menos tergiversarlos.
Pero los anti estalinistas intentan caldear aún más la polémica en torno al Día de la Victoria al recordar que antes de que comenzara la guerra, tras purgas políticas cuestionables, Stalin ejecutó a miles de soldados y oficiales del Ejército soviético.
Esos retractores condenan al Guía de los Pueblos por que no aprovechó la pausa conseguida tras la firma, del tratado de no agresión entre la URSS y la Alemania nazi el 23 de agosto de 1939 (Pacto Molotov-Ribbentrop) para preparar al país militarmente para la guerra.
Sin embargo, al expresar su repudio, los críticos del estalinismo exageran los acontecimientos históricos con la misma obstinación que lo hace el grupo antagónico, que idolatra al dictador hasta la demencia.
Los críticos del estalinismo no sólo responsabilizan al Estado Mayor de las muchísimas derrotas sufridas por las tropas soviéticas entre 1941 y 1942, argumentos que en cierta medida se pueden comprender, sino que además con una frivolidad que alucina, afirman que la URSS pudo derrotar al Tercer Reich y triunfar en la Segunda Guerra Mundial en un plazo mucho más corto y con mucho menos víctimas.
Según un analista de Internet, "la Unión Soviética fue un país que objetivamente superaba a Alemania en todos los aspectos: en el geográfico, demográfico, económico y el militar. Además, los países aliados le proporcionaron un apoyo financiero y militar considerable... El 22 de junio de 1941, “cuando Alemania comenzó la guerra contra la URSS, el ejercito soviético tenía superioridad numérica en vehículos blindados, aviones y otro armamento en comparación con Alemania", destacó el experto.
Entonces, ¿por qué la guerra duró 1.418 días y la lucha fue tan tensa si la URSS tuvo superioridad desde el principio?, se pregunta el experto cibernético.
A nuestro juicio, es una valoración equivocada. No es necesario ser un historiador o experto militar para entender que obtener la victoria en una guerra nunca ha sido fácil.
La URSS sí que tuvo en sus arsenales más tanques y aviones pero este material no se pudo utilizar en los combates sin pilotos, tanquistas, técnicos altamente calificados. Y la cantidad de esos especialistas fue insuficiente en el Ejército Rojo.
En realidad, la URSS superaba a Alemania en población. Pero en 1941, Hitler contaba con el apoyo de la población de muchos países europeos, excepto la Gran Bretaña.
A la superioridad numérica de las fuerzas armadas soviéticas Alemania contrapuso su Ejército nazi, con un adiestramiento, coordinación, y organización excelente, que, de hecho, lo convirtió en el mejor ejército del mundo.
Los países aliados de la coalición anti-Hitler también tuvieron sus propios problemas. Estados Unidos entró en una guerra con Japón que también duro 4 años. El Reino Unido fue célebre por su flota, a diferencia de las tropas terrestres. Francia estuvo la mayor parte del tiempo en que duró la guerra bajo la ocupación del Wehrmacht. Sólo en el verano de 1944, los aliados abrieron el frente occidental cuando la guerra casi ya estaba ganada por la URSS a costa de enormes pérdidas y la movilización total y sin precedentes de su población y economía.
Es inútil polemizar si valió la pena que la URSS hubiera pagado ese precio tan enorme para invertir el curso de la guerra.
Se puede decir las veces que se quiera que fueron demenciales los planes de Hitler de conquistar la URSS.
Pero trascurridos 65 años, es absurdo intentar demostrar que tras el fracaso Blitzkrieg (guerra relámpago) en 1941, los invasores nazis perdieron la guerra en la perspectiva histórica.
Porque tras ese fracaso, los invasores nunca pensaron en retirarse de la URSS por su propia cuenta. A pesar de las derrotas, el ejército soviético en todo momento resistió en el frente de combate y retrocedió hasta que el enemigo llegó hasta los Urales donde comenzó la contraofensiva.
Los intentos de ciertos analistas de menospreciar las fuerzas del Ejército alemán y exagerar las del Ejército Rojo son indecorosos porque quieren presentar al 9 de mayo no como el Día de una Gran Victoria sino como el día de la victoria pírrica. Quieren privar al pueblo ruso de su fiesta más justa y merecida.
Una fiesta que en Rusia se siente con "lágrimas en los ojos", porque costó muchas vidas, las vidas y sangre de nuestros padres, madres y abuelos. Y es por esa razón que el Día de la Victoria es la fiesta más dolida y santa de los pueblos soviéticos.
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